“…me acerco para ver qué es, me agacho, miro para atrás y vienen 4 tipos, la levanto y empiezo a caminar y caminar mientras iba acelerando la marcha cada vez más y en… no sé 50 metros, ponele 60, ya estaba corriendo con todo y estos 4 locos que me seguían.
A todo esto todavía no sabía qué carajo había en la cajita, empiezo a tratar de abrir una especie de candadito que tenía, ya iba como 3 cuadras, veo una puerta abierta y me mando y ¿para qué?! se apagó la luz y escucho que dicen “está acá, está acá”, yo no sabía donde meterme, calculá que aparte no veía nada...”
Lo que lo pone en duda siempre a Germán son sus patas cortas.
A todo esto todavía no sabía qué carajo había en la cajita, empiezo a tratar de abrir una especie de candadito que tenía, ya iba como 3 cuadras, veo una puerta abierta y me mando y ¿para qué?! se apagó la luz y escucho que dicen “está acá, está acá”, yo no sabía donde meterme, calculá que aparte no veía nada...”
Lo que lo pone en duda siempre a Germán son sus patas cortas.
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